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Mostrando las entradas de marzo, 2019

Todo tiene su tiempo

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Eclesiastés 3:1-15   3    Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2  Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3  tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4  tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5  tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6  tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7  tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8  tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 9  ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? 10  Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 11  Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y...

¡Qué lío!

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Mi vida es un lío. ¿Soy capaz de re­conocerlo? Necesito tener receptividad. ¿Estoy dispuesto a reconocer que el sufrimiento y la congoja los fabrico yo mismo? Si eres capaz de darte cuenta, es que comienzas a despertarte. Ordinariamente, buscamos alivio y no curación. Cuando sufres, ¿estás dispuesto a separarte de ese sufrimiento lo necesario para analizarlo y descubrir el origen que está detrás? Es preferible dejar que sufras un poco más, hasta que te hartes y estés dispuesto a ver. O despiertas tú, o la vida te despertará. Las componendas y alivios son manejos comerciales del buen comportamiento que te ha metido en la mente tu sentido de buena educación. Si los miras, bien despierto, descubrirás que no son más que utilización, comercio de toma y daca y chantaje, más hipocresía. Cuando ves esto, ¿quieres quitarte el cáncer, o tomar un analgésico para no sufrir? Cuando la gente se harta de sufrir es un buen momento para despertar. Buda dice: "El mundo está lleno de dolor, ...

CUIDEMOS EL CORAZÓN

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El libro de los Proverbios 4,23 dice “Sobre todas las cosas, cuida tu corazón porque él es el origen de la vida”. Cada latido de nuestro corazón nos informa que estamos vivos y si él enferma, los síntomas son decaimiento, dolor punzante en el pecho, agitación, edemas, palpitaciones entre otros. Todo lo anterior es teniendo en cuenta al corazón como un órgano de nuestro organismo corporal. Pero… ¿Cuáles son los síntomas de un corazón espiritualmente enfermo? Sólo nos resta salir a la calle o encender el televisor y observar lo que nos está sucediendo como sociedad. Porque los síntomas de un corazón espiritualmente en decadencia se expande exponencialmente a toda la humanidad. Violencia, pedofilia, trata de personas, corrupción, guerras, delincuencia, adicciones y la lista sigue indefinidamente. Cuidar el corazón es cuidar la vida en todos los aspectos. Atenderlo es alimentarlo con la adhesión hacia los buenos principios morales; es enseñarle a amar incondicionalmente, si...

RECUPERANDO AL NIÑO QUE FUIMOS

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Jesús nos aconsejó ser como niños, pero… ¿por qué? Deberíamos empezar por preguntarnos cómo son los niños, qué características particulares o especiales tienen y sobretodo indagar en nuestra historia personal, en qué momento dejamos de ser como niños. Cerremos los ojos por un instante y busquemos visualizar a un niño. Observemos su inocencia, su pureza, su facilidad para reír y disfrutar de algún juego. Notemos cómo necesita de sus padres, su confianza en los demás, la simpleza de su mirada que descubre un alma colmada de sorpresas. Los niños se asombran con una habilidad sin límites. Todo les gusta, les agrada: un juguete, una fruta, la leche, esas zapatillas que hasta le quedan cómicas. Los niños disfrutan a lo grande, nada los detiene cuando quieren algo, saben hacerse querer (¿a quién no le produce ternura la presencia de un niño?) Y nosotros fuimos niños allá lejos, hace tiempo, tanto que ni nos acordamos. Pero algo pasó en el proceso de crecimiento que hizo que fu...

QUÉ ESPARCIMOS?

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Esparcimos semillas de odio y rencor cuando permitimos que la frustración triunfe en nuestra vida, por lo que luego hemos de cosechar enemistades y soledad, las que serán nuestras compañeras de viaje. Esparcimos mensajes de incoherencia cuando nos escuchan pronunciar discursos a favor de la verdad y más tarde nos descubren entre mentiras y traiciones. No caben dudas que cosecharemos desconfianza y sinsabores entre quienes nos tratan a diario y son los testigos de nuestras contradicciones de vida. Esparcimos palabras de dolor, desesperanza o de desánimo porque estamos de mal humor o la vida nos lo que esperábamos, por lo tanto que no nos sorprenda que el daño ocasionado con semejante egoísmo desmedido no se convierta en cosecha de amor y paz. Esparcimos actitudes de irresponsabilidad y desidia en nuestro trabajo porque el mismo no nos importa o porque el sueldo igualmente llegará; entonces no pretendamos recolectar prestigio ni mejores puestos cuando la oportunidad se presente y...

INTENTEMOS

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Intentemos al menos conocernos un poco más para comprender nuestras reacciones y entender esos sentimientos y emociones que nos nublan la mente y oscurecen el alma, para así relacionarnos mejor con nosotros mismos y con quienes nos rodean dentro de un control sobre nuestra persona basada en ese autoconocimiento. Intentemos relacionarnos en un contexto de armonía con los hermanos, sobre todo con aquellos que tanto nos cuesta aceptar, pero que siguen siendo el compañero de camino partiendo de la premisa categórica de amar al otro como a nosotros mismos. Intentemos manejar nuestras pasiones, esas que dejamos libradas al viento de nuestro mal humor y caprichos para dar con el hallazgo de una brújula que nos oriente hacia la libre elección de adquirir una personalidad mejor, un temperamento agradable que nos aproxime a los hermanos, víctimas de nuestras exaltaciones descontroladas. Intentemos fortalecer nuestros sentimientos de fe, los impulsos por la caridad y alimentados con la sat...