INTENTEMOS
Intentemos
al menos conocernos un poco más para comprender nuestras reacciones y entender
esos sentimientos y emociones que nos nublan la mente y oscurecen el alma, para
así relacionarnos mejor con nosotros mismos y con quienes nos rodean dentro de
un control sobre nuestra persona basada en ese autoconocimiento.
Intentemos
relacionarnos en un contexto de armonía con los hermanos, sobre todo con
aquellos que tanto nos cuesta aceptar, pero que siguen siendo el compañero de
camino partiendo de la premisa categórica de amar al otro como a nosotros
mismos.
Intentemos
manejar nuestras pasiones, esas que dejamos libradas al viento de nuestro mal
humor y caprichos para dar con el hallazgo de una brújula que nos oriente hacia
la libre elección de adquirir una personalidad mejor, un temperamento agradable
que nos aproxime a los hermanos, víctimas de nuestras exaltaciones
descontroladas.
Intentemos
fortalecer nuestros sentimientos de fe, los impulsos por la caridad y alimentados
con la satisfacción de vernos renovados, podamos extendernos para nosotros
sueños olvidados y realizaciones que nos revitalicen y nos conduzcan hacia el
logro de esas metas que fuimos descuidando.
Intentemos elevar la autoestima que tan bajo la mantenemos, producto de algún tropiezo o de sucesivas equivocaciones, pero que si reconocemos las limitaciones que padece cualquier ser humano, podremos perdonarnos y emerger triunfantes de los infortunios que nos hacen sentir humillados.
Intentemos aplicar en todo lo que hagamos ese sello propio de nuestro ser, marca que nos identifica con valores humanos fuertes y preciosos, practicando la benevolencia, asumiendo las debilidades del hermano como propias, teniendo siempre como faro que ilumina la senda, aquellas metas que nos propusimos con valentía, ya que cualquier actitud positiva nos lleva a querernos y a querer lo que sea que hagamos de corazón y con buena voluntad.
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