¡Qué lío!
Mi vida es
un lío. ¿Soy capaz de reconocerlo? Necesito tener receptividad. ¿Estoy
dispuesto a reconocer que el sufrimiento y la congoja los fabrico yo mismo? Si
eres capaz de darte cuenta, es que comienzas a despertarte.
Ordinariamente,
buscamos alivio y no curación. Cuando sufres, ¿estás dispuesto a separarte de
ese sufrimiento lo necesario para analizarlo y descubrir el origen que está
detrás? Es preferible dejar que sufras un poco más, hasta que te hartes y estés
dispuesto a ver. O despiertas tú, o la vida te despertará.
Las
componendas y alivios son manejos comerciales del buen comportamiento que te ha
metido en la mente tu sentido de buena educación. Si los miras, bien despierto,
descubrirás que no son más que utilización, comercio de toma y daca y
chantaje, más hipocresía. Cuando ves esto, ¿quieres quitarte el cáncer, o tomar
un analgésico para no sufrir? Cuando la gente se harta de sufrir es un buen
momento para despertar.
Buda dice:
"El mundo está lleno de dolor, que genera sufrimiento. La raíz del
sufrimiento es el deseo. Si quieres arrancarte esa clase de dolor, tendrás que
arrancarte el deseo."
¿El deseo es
cosa buena? Es una cuestión de lenguaje, pues la palabra "deseo", en
español, abarca deseos buenos, que son estímulos de acción, y deseos estériles,
que a nada conducen. A estos deseos, para entendernos, vamos a llamarlos
apegos.
La base del
sufrimiento es el apego, el deseo. En cuanto deseas una cosa compulsivamente y
pones todas tus ansias de felicidad en ella, te expones a la desilusión de no
conseguirla. De no haber deseado tanto que tu amigo te acoja, te contemple y
te tenga en cuenta; de no desearlo tanto, no te importaría su indiferencia ni
su rechazo. Donde no hay deseo-apego, no hay miedo, porque el miedo es la cara
opuesta del deseo, inseparable de él.
Sin esta
clase de deseos, nadie te puede intimidar, ni nadie te puede controlar o
robar, porque, si no tienes deseos, no tienes miedo a que te quiten nada.
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