QUÉ ESPARCIMOS?
Esparcimos
semillas de odio y rencor cuando permitimos que la frustración triunfe en
nuestra vida, por lo que luego hemos de cosechar enemistades y soledad, las que
serán nuestras compañeras de viaje.
Esparcimos
mensajes de incoherencia cuando nos escuchan pronunciar discursos a favor de la
verdad y más tarde nos descubren entre mentiras y traiciones. No caben dudas
que cosecharemos desconfianza y sinsabores entre quienes nos tratan a diario y
son los testigos de nuestras contradicciones de vida.
Esparcimos
palabras de dolor, desesperanza o de desánimo porque estamos de mal humor o la
vida nos lo que esperábamos, por lo tanto que no nos sorprenda que el daño
ocasionado con semejante egoísmo desmedido no se convierta en cosecha de amor y
paz.
Esparcimos
actitudes de irresponsabilidad y desidia en nuestro trabajo porque el mismo no
nos importa o porque el sueldo igualmente llegará; entonces no pretendamos
recolectar prestigio ni mejores puestos cuando la oportunidad se presente y la
fuente de ingreso precise de progresos económicos o sencillamente necesitemos
un reconocimiento que nos ayude a estar mejor.
Esparcimos indiferencia ante las necesidades de los hermanos que reclaman por justicia o solidaridad, luego que no nos asuste si nos atrapa el vacío interior cuando advirtamos que la vida es servicio y que la felicidad consiste en darse sin condiciones.
Esparcimos sin cuidado y con total negligencia demasiados egoísmos, dolores, desaliento e irresponsabilidades para después pretender esperar que la cosecha se traduzca en alegrías o recompensas.
Seamos prudentes a la hora de esparcir.
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