ALLANEN SUS SENDEROS
“Una voz
grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos;
elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se
enderece, lo áspero se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”.
¡Qué tiempo
nos regala nuestro Dios en estos días de Navidad e inicio de un nuevo año!
Un tiempo
para no desperdiciar.
Un tiempo
en el que hay que preparar nuevos y diferentes caminos hacia nuestro interior;
caminos que nos conduzcan a encontrarnos con nosotros mismos y sobre todo con
Él.
Entre los
intensos movimientos, las innumerables tareas que nos imponemos y nos impone la
sociedad actual y el aceleramiento, no hay modo de ver los caminos hacia el
corazón; no existen posibilidades de silenciar el alma para escucharla, de ahí
que la “voz grita en el desierto”.
Nuestro
interior exige “un desierto”, soledad para el encuentro con el Todopoderoso y
silencio para escuchar su voz.
También
suplica porque se allanen los senderos. Nuestra vida está llena de baches, de
sinuosidades, de carteles borrosos, de piedras para esquivar.
No hay modo
que, en senderos así, se pueda andar bien, con paz, sin inquietudes ni
peligros, algo que al mundo de hoy le conviene para mantenernos alejados de
Dios.
La necesaria
preparación consiste en “abajar los montes y colinas”, es decir, quitar de
nuestra existencia lo que retarda o impide la llegada del Señor a nuestros
corazones. Rellenar los valles y abismos, es recubrirnos de las virtudes
que apresuran la llegada del Señor a nuestro interior.
Despojarnos de la
impaciencia y revestirnos de paciencia y de un trato más afable; despojarnos
del egoísmo y apego a los bienes materiales para revestirnos de actitudes de
generosidad y desprendimiento; despojarnos de la búsqueda desordenada de nuestra
propia satisfacción y de la insensibilidad frente a las necesidades del prójimo
y revestirnos de la solidaridad concreta.
Aprovechemos este
tiempo para ir detrás de un silencio reverente y de palabras que busquen
siempre la edificación del prójimo como así también de sentimientos de perdón y
misericordia. Dios está con nosotros preparémosle el camino.
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