¿Y POR QUÉ YO NO?
Seguramente muchas veces nos hemos
dicho en silencio:
Si todos mienten ¿por qué yo no?
Si todos roban ¿por qué no voy a
hacerlo yo?
Si la infidelidad es moneda corriente ¿por
qué debo ser yo fiel?
¿Por qué ir en contra de la corriente
si este camino es más fácil?
Las respuestas a estas cuestiones, van
a definir el tipo de personas que somos.
No puede haber paz y felicidad en el
corazón de una persona que cohabita en la incongruencia.
¿Podemos cambiar la estructura de
nuestra sociedad?
Que la sociedad cambie, depende de
nuestro cambio.
Y nuestro cambio significa trabajar
para que: lo que sentimos, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que decimos
vayan por carreteras análogas.
Nuestra palabra puede redimir el valor
y lo hará…
·
Cuando recobremos el respeto por nosotros
mismos...
·
Cuando desertemos la comodidad del camino y
las decisiones fáciles...
·
Cuando abordemos la formación de nuestra
conciencia con principios y valores firmes...
·
Cuando hayamos recuperado la fe...
·
Cuando disfrutemos el haber sabido
desmantelar los miedos que nos dejaron las decepciones, los engaños, las
traiciones y mentiras que forjaron huellas de dolor...
·
Cuando el perdón sea la opción elegida por
amor y convicción...
·
Cuando el miedo y la vergüenza de remar en
contra de la corriente no nos inmovilice...
·
Cuando juzguemos que debemos ser nosotros
mismos, seres auténticos y no la simple caricatura de aquel que sólo intenta
quedar bien con cualquier propuesta basura de la sociedad actual...
·
Cuando cultivemos la sana costumbre pensar
por nosotros mismos sin permitir que piensen y decidan por nosotros...
Solo entonces, habremos de reconquistar el respeto y el valor de la palabra y la confianza en nosotros, en los demás y en Dios. El cambio debe comenzar en nosotros, es una decisión nuestra, individual y de conjunto.

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