La persona que deseas ser

En ocasiones, hay quienes se han dejado llevar por algo que vieron o  sintieron. Es como si una avalancha de emociones  les arrastrara,  nublando en cuestión de segundos su capacidad de razonar y actuar coherentemente. Dicen, reclaman, gritan, lloran y más; para luego darse cuenta de que las cosas no era lo que parecían…
Muchas veces, cuando hemos cometido un error por algo que dijimos o hicimos,  quisiéramos darle reversa a la vida y evitar que las cosas hubiesen tomado el rumbo que les dimos, pero lamentablemente la vida no tiene botón de “rebobinar”.
Muchas de las situaciones conflictivas en las relaciones interpersonales se deben a la manera en la que vemos, percibimos e interpretamos las cosas.
La percepción es una habilidad del ser humano que le permite a través de los sentidos acercarse a una realidad física y captar información del entorno; sin embargo necesitará comprobarse a partir de la experiencia.
Cuando se han vivido intensas experiencias de rechazo, el temor de volver a sentirse rechazado puede generar el pensamiento “todas las personas me  rechazan”. Entonces,  lo que los otros hagan o dejen de hacer,   aún sin saberlo,  se va a interpretar como una forma de rechazo. En ocasiones, hay quienes pueden llegar a pulsar o a provocar situaciones para que otras personas les rechacen y así confirmar su tesis: “Toda la gente me rechaza”. Esta es una situación muy dolorosa, pues la persona anhela ser aceptada pero muchas veces lo que provoca es todo lo contrario.
Estas pueden ser algunas de las razones por las que en ocasiones se ven  las cosas de una manera que no concuerda con la realidad, dejándose   llevar por la percepción equivocada  y  abandonándose en sentimientos de inadecuación, falta, rechazo, peligro y otros.
Salir de una predisposición así no es fácil. Implica trabajar en la forma en la que se ve  y se sienten  las cosas y además del valiente esfuerzo de devolverse a sanar heridas del pasado. Implica pedirse perdón y tratarse con misericordia. Requiere poder reconocer que se tiene un problema y aceptar la condición para poder empezar a trabajar en ella. Necesitará la compañía y los cuidados especiales de alguien que le ayude a transitar por el arduo trabajo que le espera.
Cuando las situaciones requieren de una gran voluntad para ejercer un cambio; Dios es la fuente de la fortaleza que se necesita  para sostenerse y descansar. Deja de luchar contra esto; renuncia a la posibilidad de que los otros aprendan a aceptarte y trabaja en la  persona que deseas ser. 

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