CUANDO DE DEFENDERME SE TRATA



 No debemos dejar entre renglones, nuestros mecanismos de defensa.
La persona adiestrada en la agresión, será agresora con los demás; la persona que se ve menospreciada en su autoestima, buscará en cualquier oportunidad que se le presente, disminuir al otro, proyectando así, sus frustraciones.
Es cierto… el mundo no es lo que creíamos; también tiene su lado desagradable y nefasto.
En él podemos encontrar males naturales, que por pavorosos que sean, destruyen ciudades enteras y aún así, no se comparan para nada con la destrucción de espíritu que puede generar el uso cruel de la palabra.
Los peores males no son beneficio de la naturaleza; son frutos de la maldad que habita en el corazón del hombre.
Por siglos, los grandes filósofos, psicólogos, sociólogos y teólogos no cesaron de buscar algún fundamento al misterio del mal albergado en el mundo y en el interior del hombre.
Volvamos a lo antes afirmado. El origen del mal está en nosotros.
Fuimos descuidando la formación de la conciencia.                                 
Resultado de imagen para imagen de personas hablando animadasNo advertimos nuestra débil voluntad  que no resiste sus propias falencias, nuestras programaciones negativas, y por qué no, nuestros miedos más ocultos, nuestra pereza, que nos ubica en actitudes cómodas y preferimos optar por no contradecir a la masa, ser uno más, porque remar contra la corriente nos representa desmedida energía.
Fuimos permitiendo paulatinamente que un montaje despiadado y pensado para desarmarnos o desintegrarnos, nos invadiera el interior y nos convencimos de que, si nos mantenemos firmes a nuestras convicciones seremos los “tontitos” y que, para ser los “vivos” debemos estar al corriente de las nuevas tendencias aunque ellas atenten contra nuestra propia dignidad.
Nada mas equivocado!


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